Opinión | Mirando al abismo

La resistencia al cambio

Dicen que eso que llamamos resistencia al cambio es más biológico que psicológico

Hace algunos días, navegando por la programación televisiva, encontré que en un canal estaban hablando de cómo funciona el cerebro y de que eso que llamamos resistencia al cambio es más biológico que psicológico.

Esto me ha hecho abrir una línea de pensamiento arborescente, al que no paran de salirle ramas. Supongamos que sí, que la hipótesis es correcta y por lo tanto resulta que nuestra reticencia al cambio en una expresión fáctica del instinto de supervivencia. Entonces resultaría que todos lo que han afirmado que los que buscamos una estabilidad y cuando la conseguimos nos cuesta dejarla tenemos problemas psicológicos de apego y de ansiedad, estaban equivocados. Lo estaban porque ese instinto de supervivencia es biológico, es de nuestra parte animal. No olvidemos lo que dijo Aristóteles del ser humano, «el hombre es un animal racional», por lo tanto, todo en nosotros presenta la vertiente animal, de la que conservamos muy pocas cosas.

Los instintos son una de esas cosas que conservamos de nuestra parte animal y por eso la forma en la que nos vamos a enfrentar a ellos no puede ser analizada desde el punto de vista de la psicología, dado que la RAE la define así en sus acepciones primera y tercera, «parte de la Filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones» y «manera de sentir de un individuo o de una colectividad». Podemos entonces entender que se ocupa de lo que nos hace, según Aristóteles, racionales, y por lo tanto la parte animal quedará para que la estudie la biología, que es, según la RAE, «la ciencia que trata los seres vivos considerando su estructura, evolución, distribución y relaciones».

Volviendo a la hipótesis que analizábamos, es nuestro cerebro el que se resiste al cambio. Esta investigadora propone que poniendo unos electrodos en la cabeza de los pacientes podemos saber a qué frecuencia está trabajando el cerebro y entrenarlo para hacerlo a otras sin que salte el instinto de supervivencia, o al menos sabiendo controlarlo. Dicho de otro modo, que lo racional se imponga.

Esta noticia me hace pensar que Daniel Dennet no se equivoca y es el cerebro quién nos tiene a nosotros en lugar de ser al contrario, como parecía. Dennet afirma que la conciencia no es más que el salvapantallas que nos hace creer que tenemos control sobre lo que ocurre.

Al final da igual si la conciencia es una ilusión o si el cerebro puede entrenarse para cambiar, lo que importa es que, como diría un gran poeta, las tardes sigan teniendo un delicado color violeta.

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