Entrevista | Susana Gómez Decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga

«Lo que hay en el mercado va destinado a un público de más poder adquisitivo que el malagueño de a pie»

Entiende la arquitectura como una profesión vocacional que ella misma descubrió junto a su padre, que trabajaba como contratista

«Me he criado en una obra», asegura Susana Gómez, que este año ha cumplido 25 años desde que terminó la carrera de arquitectura

Es la primera mujer que preside la institución en Málaga, un cargo en el que lleva ya seis meses

«Puede llegar el momento en que la zona Centro, por ejemplo, no sea atractiva para vivir porque las personas que quieran vivir allí van a carecer de los servicios»

Susana Gómez de Lara, decana del colegio de arquitectos de Málaga.

Susana Gómez de Lara, decana del colegio de arquitectos de Málaga. / Álex Zea

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Cuando se le pregunta por su trayectoria, Susana Gómez responde sin ambages que ella se «ha criado en una obra» y que entiende la arquitectura como una vocación. Seis meses después de su nombramiento como decana, la primera mujer, del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga, hace balance del 2023 y fija los retos del gremio para el futuro, donde asegura que hay una máxima ineludible: más vivienda asequible.

Se cumplen seis meses de su nombramiento como decana, la primera mujer en el cargo. ¿Cómo lo lleva?

Fue muy rápido, no me dio tiempo ni a valorarlo. Si no ha habido antes una mujer en el cargo es porque no se ha presentado. O sea, no porque no hubiera ni estuviera en disposición, sino porque las circunstancias han sido así y las compañeras mujeres que se presentaron en legislaturas anteriores iban en otro puesto. Este año ha dado la casualidad que ha sido la primera vez que nos presentábamos, además, dos mujeres al cargo y las dos llamándonos Susana [risas]. Pero sí, con ilusión y con mucha responsabilidad por la confianza que depositan los compañeros y con unos retos por delante que no son menores.

¿Cómo cierra la construcción 2023? En el último balance que hacían había un leve descenso en las viviendas visadas hasta el mes de septiembre que se achacaba a la parálisis en el Gobierno tras las elecciones.

En cierta medida es por el mes de agosto, que aunque haya visado porque siempre se deja un retén, es un mes inhábil a todos los efectos. Pero cierto es que había como un compás de espera por la situación política, ya no solo en lo que respecta a España por la formación de Gobierno, si iba a haber nuevas elecciones o si se iba a conformar, como finalmente ha sido. Y también por el surgimiento de este conflicto en Gaza. Todas esas cuestiones ponen en alerta porque tenemos muy reciente lo que ocurrió con la guerra de Ucrania, que llegó a paralizar el transporte, la subida de los carburantes, ha habido escasez de según qué materiales de construcción, como pasó con el acero, la madera, el vidrio, porque varios de esos materiales o materias primas venían de esa zona de Ucrania y se vieron afectados y eso llevó a una subida de precios desorbitada en los primeros trimestres del año anterior. Entonces ha habido un poco como de precaución, pero ahora en los números que llevamos del cuarto trimestre, precisamente nos hace confirmar esa teoría: ese descenso que había marcado en el tercer trimestre, en el cuarto ya no está el descenso, es un poquito menor con respecto al año anterior, pero ya no es el descenso que había marcado el tercero.

Sobre lo que se considera un ritmo coherente de construcción, siempre se ha hablado de que se deberían aprobar unas 20.000, 25.000 viviendas al año, ¿estamos muy lejos?

Estamos lejos del volumen de vivienda que necesita evidentemente la población. La demanda de vivienda es muchísimo mayor que lo que se está construyendo. También decirte que la mayoría de lo que se está construyendo tampoco responde a la demanda de la población porque en cuanto a lo que es vivienda de precio asequible o vivienda de protección, prácticamente no hay nada, vamos, por no decirte cero, porque creo que en este último trimestre hay algunas unidades, pero que no hay unos programas, de choque que por parte de la Administración para atajar este problema.

¿Cómo se explica ese ritmo lento en la construcción teniendo en cuenta el atractivo de la ciudad para invertir, teletrabajar...?

Es que el problema del ritmo de construcción son varios factores. Yo sé que siempre decimos que las tramitaciones de licencia es uno de los problemas. Otro es el sector financiero. Aparte de que ha habido, precisamente por los problemas que mencionábamos de guerra en Ucrania, ahora el conflicto de Gaza y tal, ya no es una cuestión local, es a nivel nacional y a nivel europeo. Todos esos eventos externos repercuten, al final, en la economía local. , claro, el sector financiero, con esta situación de inflación que hemos tenido en toda la zona euro, intentan atajarla con la subida de los tipos de interés. Eso hace que repercuta todavía más en negativo hacia esas personas que necesitan de una cierta financiación para adquirir una vivienda. Que, por otro lado, el precio de la vivienda sube por la escasez de vivienda que hay en el mercado o porque la vivienda que hay en el mercado no va destinada a ellos, va destinada a otro público de más poder adquisitivo, como es el, todos los que llaman nómadas digitales, es decir, todas las personas de norte-centro de Europa que se trasladan a vivir a Málaga y que tienen un mayor poder adquisitivo que el malagueño de a pie y se pueden permitir pagar esas viviendas.

¿Se está desplazando al comprador local? El precio medio de la vivienda incluso supera los 300.000 euros.

No es de manera uniforme en toda Málaga ciudad. Hay un estudio pormenorizado bastante bueno que se publicó no hace mucho, que hacía un análisis de lo que es Málaga capital por barrio, pormenorizando tanto el precio de vivienda por metro cuadrado como el precio de alquiler. Y se ve que no ocurre en toda la ciudad por igual. Hay una zona más tensionada como es la zona Soho, la zona Este, es decir, donde se están haciendo esas operaciones urbanísticas de más calado, que es donde es más atractivo y donde los precios evidentemente suben y repercuten al final en la población. Porque hay cierta población que ha vivido siempre en esos barrios y que ahora se ven que por las tendencias del mercado si no se desplazan literalmente, como ha pasado con el Centro de Málaga, la economía de lo que le rodea no concuerda.

Sobre el nomadismo digital, ¿hasta qué punto afecta al mercado de la vivienda el despegue tecnológico de la ciudad? ¿Hay una cara B, de gentrificación, que afecta a la vivienda que se construye?

No es solamente el tema de la cuestión tecnológica, también es el turismo en general. Es cierto que ciertos barrios que son más atractivos, por ejemplo, el centro histórico de la ciudad está dedicado en cuerpo y alma al turismo. De hecho, hay más viviendas turísticas registradas que población censada, que ese dato ya es un poco alarmante de la repercusión que tienen estas cuestiones. Pero no debemos ver siempre el lado negativo, deberíamos de aprender de estas cosas. Ya hay otras ciudades como Barcelona, por ejemplo, que nos llevan ventaja porque esta problemática ya ha surgido antes que aquí y deberíamos de aprender, ver los mecanismos que están poniendo en marcha y las implicaciones que tienen, los resultados que está dando y escoger lo mejor.

Ahí habla principalmente de la vivienda turística...

Sí, vivienda turística. Y también afecta al comercio porque el comercio tradicional de la ciudad prácticamente está desaparecido ya del Centro también. O sea, el precio del alquiler o el precio de venta, tanto de vivienda como de local comercial, hace que un comercio tradicional pequeño llega un momento en que no puede soportar esos alquileres o esos precios y se desplazan a barrios. El Centro queda en manos de multinacionales o cadenas o franquicias que sí se pueden permitir esto y eso hace también que el tejido de la ciudad, que no es solamente la vivienda, sino que son también los servicios que conllevan, pues se van disgregando, se van trasladando a otras zonas de la ciudad. Y puede llegar el momento en que la zona Centro, por ejemplo, no sea atractiva para vivir porque las personas que quieran vivir allí van a carecer de los servicios.

¿Y cuál es la receta para intentar proteger básicamente la idiosincrasia en la ciudad?

Hay varias ciudades que están poniendo en marcha ciertas recetas, por decirlo así, para intentar equilibrar un poco, porque no se trata de eliminarlo tampoco. De lo que se trata es de llegar a un equilibrio para que se pueda vivir la ciudad y que no se convierta en una cuestión hotelera sin más. Hay ciudades como Cádiz, por ejemplo, que para evitar que el centro histórico esté dominado o predomine el sector hotelero, están haciendo modificaciones en ordenanzas. Hay otras ciudades que están incluso revisando las licencias de apartamentos turísticos para ver si realmente cumple con los requisitos e incluso endureciendo algunos requisitos más. Hay mecanismos.

Susana Gómez, en los jardines del Colegio de Arquitectos de Málaga.

Susana Gómez, en los jardines del Colegio de Arquitectos de Málaga. / Álex Zea

En cuanto a las VPO, se espera que el año que viene ya la Junta revise los precios y los límites salariales. ¿Es la solución que espera el sector?

Va a ser un aliciente, evidentemente. Para la VPO tenemos como tres patas. Suelo finalista, el sector financiero, que haya una financiación dispuesta a colaborar y la tercera eran los precios de la VPO, los precios de los módulos, que estaban bastante desfasados y evidentemente ningún promotor, por muy buena voluntad que tenga, va a hacer nada a coste cero o perdiendo dinero, porque los módulos estaban bastante desfasados. Esa actualización de módulos puede ser un aliciente.

¿Y cómo va a afectar al precio final de la VPO? Porque si se suben los módulos, inevitablemente tiene que subir el precio.

Sí, pero ahí la Administración tiene que hacer un poco como de árbitro. Con el tema de poner a disposición el suelo finalista, tendrán que estudiar bien la fórmula de esa disposición de suelo y, evidentemente, el que suban los módulos de VPO no significa que se vayan a poner a precio como si fuera vivienda libre. Pero, desde luego, lo que sí hace falta es hacer algún tipo de operación para que salgan viviendas con un precio razonable que cualquier persona con un sueldo medio se la pueda permitir.

Sobre la dilatación de la tramitación urbanística, un sondeo del Colegio determinó que era uno de los principales desafíos del sector.

Aquí el problema estaba en que los trámites, si bien algunos están digitalizados, el sistema no estaba modernizado y ha sido una de las primeras cuestiones, digitalizar los trámites e intentar gestionar esos tiempos de una manera más efectiva. La segunda cuestión, por ejemplo, con respecto a la Gerencia de Urbanismo, en la mayoría de las veces era disparidad en los criterios de interpretación de alguna normativa. Entonces, con el convenio que se firmó el viernes [se firmó el 22 de diciembre, el colegio revisará previamente los documentos técnicos para comprobar que están completos y conforme a la normativa], yo creo que llevamos un buen camino. Que cuando el expediente llegue a Gerencia, parte del trabajo ya lo lleva hecho. Vamos a poner todo el empeño en sacar esto adelante.

La Torre del Puerto ya ha superado la tramitación municipal y ahora aguarda a Puertos del Estado y el Consejo de Ministros. El colegio se pronunció en dos ocasiones asegurando que el Dique de Levante no es el lugar «idóneo».

La posición no ha variado porque tampoco hay ningún elemento nuevo que nos haga variar esa posición. Es más, la Farola del puerto, recientemente, ha sido declarada BIC y también está pendiente de ver en qué, cómo afecta el entorno BIC de la Farola. Hasta que no tengamos más datos y cuestiones concretas nos mantenemos en la posición.

Hay algunas voces que han dicho que se podría haber hecho este proyecto en la zona de San Andrés. ¿En el Colegio lo ven?

Tendríamos que barajarlo, porque he leído, y además que ha sido un compañero, el que recientemente apareció en un periódico dando su opinión de que en esa zona igual tendría más lógica, ya que el crecimiento de la ciudad va hacia ese lado, las construcciones son de más altura y nos desvirtuaría un poco la parte antigua de tal. Pudiera ser, pero ya te digo que tendríamos que ver cuestiones concretas.

Sobre el Guadalmedina, seguimos hablando de proyectos que no llegan a materializarse. El alcalde sigue un poco enrocado en los puentes plaza e incluso sostienen que solo se puede renaturalizar aguas arriba.

Habría que ver cómo es el proyecto en su conjunto y ver cómo afecta al tema medioambiental, porque es más delicado casi la desembocadura que otros tramos del río evidentemente. Pero habría que hacer un estudio ya con una propuesta sobre la mesa. Es que yo entiendo que estos proyectos que son punteros en la ciudad, como son la Torre del Puerto, el Guadalmedina, Repsol... se habla mucho de intenciones o de hacer, pero habría que verlo en realmente cómo se materializa eso para poder verter una opinión.

Repsol, ya que lo comenta, está pendiente de adjudicar la subasta oficialmente...

Un suelo de esa envergadura en Málaga y además, con la demanda de vivienda, yo entiendo que, evidentemente, algo se va a construir. La cuestión es, digo lo mismo, ir al proyecto o a la propuesta y analizarlo. Y, evidentemente, para tener unas buenas zonas verdes de calidad para disfrute de la ciudad y para que haga de pulmón de la ciudad, que necesitamos más zonas verdes, eso también pasa por construir, porque la construcción, las plusvalías que generan sirven para sostener esas áreas verdes. O sea, es que tenemos que encontrar el equilibrio.

Para terminar la entrevista, ¿un deseo urbanístico para 2024?

Pues yo espero que el convenio con el Ayuntamiento realmente seamos capaces de ponerlo en marcha, que funcione y que realmente seamos capaces de articular mecanismos suficientes para generar vivienda y atender todas las demandas de la población de Málaga. Y hacer una arquitectura de calidad y que nos fijemos mucho en los parámetros de la ley de calidad de la arquitectura que es una cuestión para todos, vamos, repercute en nuestra salud, en nuestro entorno, en todo.

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