La antigua prisión provincial de Málaga aguarda su destino cultural

Los programas electorales son listas de deseos que llevan su tiempo, así que todo hijo de vecino sabe que lo que se promete en una legislatura no tiene por qué ejecutarse ni en esa ni en la siguiente y está por ver si se hará realidad a la tercera.

Está el caso, por ejemplo, de un proyectado mercado en Campanillas que con los populares lleva saltando de programa en programa electoral desde hace lustros y que pronto alcanzará a los fenicios en antigüedad, aunque todavía no se haya colocado ni una primera piedra. Si volviera a aparecer en el programa de este año, lo saludaremos con el alborozo del reencuentro con un viejo amigo.

No es el caso de la reforma de la antigua prisión provincial, aunque como todos los grandes proyectos, está cogiendo veteranía. 

El 4 de diciembre de 2018, el alcalde anunciaba que en 2022 estaría lista la primera fase de un nuevo centro cultural multidisciplinar llamado Distrito 6 en la antigua prisión provincial de la Cruz del Humilladero. 

En el programa electoral de 2019 la rehabilitación de la cárcel era el primer punto de novedades para el distrito, seguido de un parque en los terrenos de Repsol, previo achique de los espacios verdes previstos en el PGOU de 1983, para dejar sitio a equipamientos y a un área de «oportunidad empresarial». El primer punto aún no se ha llevado a cabo, el segundo, afortunadamente, tampoco. 

La antigua cárcel, eso sí, luce desde hace un par de años como única novedad la de haber adelgazado tras perder los dos módulos laterales de la avenida José Ortega y Gasset, añadidos con posterioridad al edificio original, así como dos módulos traseros. 

Dado que el distrito más poblado de la ciudad se quedará sin compartir con la Carretera de Cádiz el mayor parque urbano de Málaga -nuestros miopes cargos públicos hasta ahora son incapaces de reservar una zona verde de más de 8 hectáreas en Málaga para parque urbano, por su temprana vocación de agentes inmobiliarios-, como consuelo vendrá como agua de mayo este centro cultural, al igual que el proyectado en el convento de la Trinidad. 

Mientras tanto y como alguna vez hemos señalado en esta sección, parece haber amainado una tertulia cervecera en la esquina con la calle Virgen del Pilar, cuyos integrantes se dedicaban a lanzar las latas ya consumidas al patio de la cárcel. 

Y ojo con los bajos del edificio en la calle Valderaduey: el revestimiento se ha desmoronado en un tramo y como nadie toma medidas, el proceso geológico se mantendrá imparable. Suerte con el proyecto y al toro. 

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